Martha y Jaime son una pareja de ensueño. Después de haber sacado a sus dos hijos adelante y jubilarse, ahora pasan gran parte del tiempo juntos en su casa. Todo parece normal en sus vidas, sin embargo, hace algunos días, Martha, que tiene 65 años, ha venido sintiéndose decaída pues se ha dado cuenta que de un tiempo para acá por más que limpie sus anteojos e intente agudizar la vista, la está perdiendo. No quiere asustar a su esposo ni a su familia para evitar preocuparlos, por lo que desea esperar un año más para ver si su situación mejora. Según ella, es algo pasajero.

¿Cuántas veces no has hecho lo de Martha alguna vez? Por múltiples razones, falta de tiempo, no quieres asustar a tus seres queridos, no es tan importante. En fin, múltiples excusas que salen del baúl de los pretextos para evadir la realidad: Algo está pasando con tu salud, tienes que poner atención.

Cuando envejeces es inevitable que tu cuerpo lo haga contigo, eso significa, que tus órganos como los ojos se ven afectados. Por lo general la población adulta mayor normaliza las molestias visuales porque las asocian al cansancio. Entonces no consultan al médico y si lo hacen, le hablan al doctor de otros problemas de salud y no sobre su pérdida de visión.